Convivir con otros no es algo fácil.  No todos somos iguales ni tenemos los mismos gustos.    Las decisiones que cada uno de nosotros adopta pueden ser lícitas o delictivas, según su armonía con el ordenamiento jurídico al que se pertenece.  Dicho ordenamiento es el que se encarga de regular y organizar la vida en sociedad.  Esta es la única manera de vivir de un modo pacífico como comunidad.  Además de los limites de nuestro ordenamiento, la “libertad” de actuación se encuentra limitada por nuestras características particulares como educación, sensibilidad, inteligencia y contexto.  Es por esto que, la ciencia penal ha visto la necesidad de detenerse en tales características para ser capaces de identificar el momento en que una acción comenzaría a ser relevante para el derecho penal. Teniendo en consideración hechos tan lamentables como el ocurrido en Newtown, Estados Unidos, un avance en  materia de ciencia penal podría significar mucho.  La tragedia en cuestión podría estar relacionada con  el desarrollo de una personalidad aparentemente normal pero, profundamente dañada, y de ser cierto el poder identificar objetivamente la preparación de un delito de su  inicio y  ejecución simplificaría notablemente nuestra convivencia diaria y evitaría grandes tragedias.